martes, 20 de diciembre de 2011

El chiste de los pingüinos. ( 1 )

Es el pingüino  un ave de grácil silueta y simpáticos andares que cuanto menos llama la atención por su aparente fragilidad y simpatía. No en vano el descubridor Vasco de Gama los llamó "pajaros bobos" y esto nos da alguna pista para comprender que es en los zoológicos uno de los ejemplares más apreciados por los niños.

Tal vez por ello hayan saltado a la fama Adam y Steven, dos pingüinos macho del zoológico de Harbin que, al parecer, forman pareja "sentimental" y que desde hace unos meses traían de cabeza al personal del zoológico debido a su aficción a robar huevos a los pinguinos hembra al menor descuido. Al  principio las autoridades del zoológico no dudaron en corregir a esta simpática de pareja de pinguinos gays pero al cabo resolvieron concederles en adopción un huevo para que criasen el polluelo.

Adam y Steven se han convertido en los iconos de la cultura homosexualista del mundo entero en su lucha para conseguir una pretendida igualdad con sus semejantes heterosexuales y el mejor argumento que proveer a esa reivindicación de adoptar a niños en igualdad de condiciones que los heterosexuales.

Claro que, bien pensado, un niño no es un pingüino, ni un hamster ni un tamagochi. Rarezas de la naturaleza aparte la homosexualidad es un fenómeno marginal en la naturaleza que implica una conducta sexual desordenada pues  - no hace falta explicarlo mucho- de la unión de dos machos o de dos hembras no es posible la propagación de una especie.

Con todo hay todavía quien cree que un homosexual - solo o en compañía de otro- es de por sí y debido a su naturaleza, incapaz de criar a un niño y darle la educación, el cariño y los cuidados necesarios para asegurar su crecimiento como persona en todos los sentidos. Hay quien cree, que un niño criado por un homosexual - o por un ciento de ellos- va a ser contagiado en su condición sexual. A lo primero yo diría que no sólo un homosexual es capaz de criar a un niño sino que si me apuran también lo es un chimpancé o una loba ( vease la leyenda de Tarzán o la más clásica de Rómulo y Remo). A lo segundo no sabría decirles ya que la crianza de niños por homosexuales es una experiencia inédita en la historia de la humanidad. 

Bien es cierto que en nuestra historia podemos encontrarnos ejemplos bien documentados de sociedades permisivas con la homosexualidad y en las que las relaciones entre varones eran bien vistas pero hasta la fecha no disponemos de datos fiables sobre los resultados de esas "familias" que llamamos homosexuales. De los informes sicológicos que han conseguido aportar los líderes homosexualistas lo máximo que han conseguido son declaraciones de que nos hablan de que "no hay razones para pensar que la orientación sexual puede comprometer el desarrollo del niño". Claro que, tratandose de niños, de personas sujetas a un especial régimen de protección por parte de la sociedad habría que exigir razonablemente ciertas garantías de que no vaya a ser así. No es suficiente la ignorancia de la ciencia al respecto sino una declaración positiva que garantice la felicidad del menor.





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